Hay cosas que no cambian con el paso del tiempo. Una de ellas es la ventolera que se sufre en la esquina de Elíseos. Todo zaragozano que se precie conoce la esquina que une la confluencia del paseo Sagasta con Gran Vía. Popularmente conocida como la esquina del cine Elíseos. Hace falta temple, fortaleza y paciencia para aguantar que el semáforo cambie a verde y pasar corriendo. Cuando sopla el cierzo, esa esquina zaragozana debería estar en los manuales de la NASA como prueba de supervivencia. Vuelan pelucas, sombreros (cuando se llevaban), faldas y hasta gafas si las rachas son violentas. En otoño conviene evitar tan famosa esquina si uno es propenso a los catarros. Y en invierno hay estar en forma para cruzar a la máxima potencia los días en que el viento del norte sopla furioso por el valle del Ebro.
En mis tiempos de colegiala era muy famosa y temida esta esquina los días de viento, debido a que los uniformes volaban alegres por encima de nuestras piernas púberes. Y los chicos de los Jesuitas, que andaban por allí cerca, se apostaban en el centro del paseo para disfrutar del espectáculo entre risas y disimulos. Tanto frío hacía en ese maldito enclave que en la otra esquina, en la de la antigua facultad de Medicina, había un quiosco muy acreditado en la venta de chucherías que se llamaba El Polo Norte.
Como ven, hay cosas que no cambian con el paso del tiempo. Y la esquina del cine Elíseos nunca debería cambiar a pesar de su climatología adversa cuando sopla el cierzo. Forma parte de la tipología de esta ciudad, como el Pilar, la Seo, la Aljafería y pronto los modernos edificios de la Expo. La esquina de Elíseos debería estar recogida en los folletos turísticos como un BIC (Bien de Interés Cultural; en este caso se podría cambiar por Climatológico). Ahora que a algunos les ha dado por cambiar las cosas de sitio (la Universidad o la Romareda) les ruego que no intenten cambiar esta esquina tan representativa de nuestro ser aragonés. Sólo podrá con ella el temido cambio climático y sus nefastas consecuencias. Y si ahí dejara de soplar el cierzo, entonces sí que tendríamos que empezar a tomar medidas urgentes para salvarnos del desastre que se avecina.
Publicado en Heraldo de Aragón el lunes 12 noviembre de 2007
miércoles, 2 de enero de 2008
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