martes, 15 de enero de 2008

EL DUELO

Podrá parecer poco patriótico, pero sigo con mucho más interés la campaña electoral norteamericana que la española. El duelo entre Clinton y Obama me resulta más entretenido y apasionante que la pesadez de los discursos monocordes de Zapatero y Rajoy. Hay que reconocer que EEUU, además de las guerras, sabe mover como nadie la maquinaria electoral. Ese colorido, ese glamour, esas luces tan bien dispuestas, esos escenarios donde levantan pasiones, esos debates colectivos en televisión de todos los aspirantes lanzando las mejores mentiras. Siempre me han deslumbrado las primarias entre demócratas y republicanos y su espectacular carrera hacia la Casa Blanca. Puede que sea debido a fascinación que profeso por el cine y a la fotogenia de estos dos candidatos de las minorías: las mujeres y los negros. Lo cierto es que sólo faltaría un candidato homosexual a la Casa Blanca para dar la vuelta a la tortilla al integrismo radical de la era Bush en ese gran país. La cosa se está poniendo tan interesante que hasta la ignominia de Guantánamo tiene los días contados, si nos atenemos a las declaraciones de los principales nominados.
El cambio del joven senador afroamericano frente a la experiencia y aguante de la ex primera dama. Dos elementos nuevos que reactivan un electorado proclive a porcentajes de abstención muy altos. Los norteamericanos, los jóvenes sobre todo, están hartos de la política del terror. Un chantaje que tras el misterio del 11 de septiembre funcionó como una maquinaria bien engrasada. Ahora, tanto demócratas como republicanos, se apuntan al cambio como moneda de éxito. Incluso Hillary que lo hace coincidir con su condición de mujer para sentarse al otro lado de la mesa del despacho oval. Sorprende ver el entusiasmo que concitan ambos contendientes en los mítines, su manera de dirigirse al auditorio, sus sonrisas o la rotundidad de sus arengas cuando parece que se creen que pueden mejorar la vida de los americanos.
Ya me perdonarán, pero yo cuando hablan Zapatero o Rajoy no me creo lo que dicen. Hay algo que falla. La verdad es que echo en falta esa brillantez en esta campaña electoral nuestra tan aburrida, previsible y monótona. Con un candidato de la derecha todo el día hablando de rebajas. Y con un candidato socialista que, sin darse cuenta, está perdiendo esa juventud que le otorgaba la fuerza del cambio.

Publicado en Heraldo de Aragón el lunes 14 de enero de 2008

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