por Margarita Barbáchano
Hay en el mal llamado Centro de Historia de la ciudad de Zaragoza un conjunto de exposiciones tituladas El cuerpo (con)sentido, que se pueden disfrutar hasta el 11 de mayo. Esta magnífica muestra, que tiene en la imagen su razón de ser, es una continuación de la Bienal Luz inaugurada este verano en ocho espacios ciudadanos pero que no pudo instalarse entonces por estar ocupado el citado recinto. Lástima, porque hubiera sido el colofón perfecto a una Bienal de altura. La muestra está comisariada por Pedro Vicente Mullor, un aragonés residente el Londres, que ha puesto a trabajar a once artistas británicos para ofrecernos una representación visual
contemporánea y de calidad. Una producción que nos la quitarían de las manos en otras ciudades más sensibles al arte y a propuestas vanguardistas, pero que en Zaragoza se inauguró sin pena ni gloria. Resulta difícil de entender que el Ayuntamiento de Zaragoza, que organiza y paga la actividad, no difunda, promocione, informe, envíe invitaciones o dé la bienvenida a los artistas venidos para la inauguración. Los contenidos expuestos son para presumir; y muestras de esta categoría dan imagen a una ciudad que se prepara para recibir la Expo. Sin embargo, la invisibilidad, por no decir otra cosa, es lo que se aprecia en la planta primera del Centro de Historia. Algún funcionario está haciendo mal su trabajo.
¿Hay vida antes de la Expo? ¿Se acaba el espectáculo con las procesiones de Semana Santa? ¿Los medios de comunicación se enteran de lo que hay por la ciudad? ¿Las instituciones saben rentabilizar aquello que patrocinan? ¿Por qué el mal llamado Centro de Historia no se reconvierte en el Centro de la Imagen? Sus estupendas instalaciones y espacios todavía sin usar y sin abrir al público son el escenario adecuado para acoger ese gran centro de la Imagen y la Fotografía que Aragón necesita. Toda la programación que produce este centro va encaminada a la imagen en sus diferentes soportes. Cuenta con espacios interiores y exteriores amplios para alojar diferentes intervenciones artísticas. Salas para albergar talleres y encuentros. Es el lugar ideal para tener una programación continuada y atractiva que atraiga visitantes en un fluir constante. El Ayuntamiento de Zaragoza lo tiene todo para dar el paso. Y se acabarían las incertidumbres que siempre han pesado sobre este espacio desaprovechado de la ciudad, pero que podría resultar deslumbrante.
(Escrito el 19 de marzo ded 2008)
miércoles, 19 de marzo de 2008
MUJERES
por Margarita Barbáchano
Un grupo de amigas están dispuestas a lanzar en las próximas elecciones un partido de mujeres. Así como suena. Todavía no han decidido el nombre, aunque no sea lo de menos; pero tienen claro que debe ser radical, femenino y feminista. El objetivo: mujeres al poder en todos los órdenes de la vida. Y con los hombres apoyando la candidatura, que no es excluyente el tema. Estas amigas mías son divertidas, ocurrentes, inteligentes y muy preparadas. Tienen pensado hasta el himno que sonaría en los actos. Como sintonía de campaña han elegido My way de Sinatra , que es todo un manifiesto de intenciones y gusta a todo el mundo. Quieren ser influyentes y competentes en educación, sanidad o política exterior, y que su voz se oiga –y se entienda- cuando se habla de economía. Con autoridad, porque lo mismo saben lo que cuesta un kilo de tomate Raf que cómo va el índice Down Jones y su repercusión en los mercados bursátiles.
Al principio, cuando les oí hablar del proyecto me resultó algo extravagante. ¡Un partido político de mujeres! en pleno siglo XXI, pero a medida que se desarrollaba la competición electoral veía claro sus posibilidades de futuro. Es curioso que en este país desde que Lidia Falcón fundara en 1996 la Confederación de Organizaciones Feministas del Estado Español –con escaso éxito- ya no surgió proyecto alguno liderado por mujeres. En once años han cambiado muchas cosas. Tanto han cambiado que en estos tiempos convulsos todavía hay hombres que no aceptan esa pérdida de poder patriarcal y las matan porque no soportan los cambios. En pleno proceso evolutivo es el precio que hay que pagar en la conquista de la igualdad.
Las mujeres están por todas partes y son muchas. Los autobuses en hora punta, temprano por la mañana, están llenos de mujeres que van al trabajo y ya han dejado todo preparado en sus casas. Las universidades están plagadas de chicas con buenas notas. En política ocupan sus puestos. En las empresas suelen ser jefas excelentes. Pero si uno se fija cuando va por la calle siempre verá que son las mujeres las que acarrean las malditas bolsas de la compra, una en cada mano. Ahora Hillary Clinton ofrece a Obama que el que pierda sea vicepresidente. Para ir juntos, para ganar. Todo un detalle de sentido común al final de la carrera.
A lo mejor la ocurrencia de mis amigas coge fondo y fuerza y en las próximas elecciones la arman a su manera.
(Publicado en Heraldo de Aragón el 12 de marzo 2008)
Un grupo de amigas están dispuestas a lanzar en las próximas elecciones un partido de mujeres. Así como suena. Todavía no han decidido el nombre, aunque no sea lo de menos; pero tienen claro que debe ser radical, femenino y feminista. El objetivo: mujeres al poder en todos los órdenes de la vida. Y con los hombres apoyando la candidatura, que no es excluyente el tema. Estas amigas mías son divertidas, ocurrentes, inteligentes y muy preparadas. Tienen pensado hasta el himno que sonaría en los actos. Como sintonía de campaña han elegido My way de Sinatra , que es todo un manifiesto de intenciones y gusta a todo el mundo. Quieren ser influyentes y competentes en educación, sanidad o política exterior, y que su voz se oiga –y se entienda- cuando se habla de economía. Con autoridad, porque lo mismo saben lo que cuesta un kilo de tomate Raf que cómo va el índice Down Jones y su repercusión en los mercados bursátiles.
Al principio, cuando les oí hablar del proyecto me resultó algo extravagante. ¡Un partido político de mujeres! en pleno siglo XXI, pero a medida que se desarrollaba la competición electoral veía claro sus posibilidades de futuro. Es curioso que en este país desde que Lidia Falcón fundara en 1996 la Confederación de Organizaciones Feministas del Estado Español –con escaso éxito- ya no surgió proyecto alguno liderado por mujeres. En once años han cambiado muchas cosas. Tanto han cambiado que en estos tiempos convulsos todavía hay hombres que no aceptan esa pérdida de poder patriarcal y las matan porque no soportan los cambios. En pleno proceso evolutivo es el precio que hay que pagar en la conquista de la igualdad.
Las mujeres están por todas partes y son muchas. Los autobuses en hora punta, temprano por la mañana, están llenos de mujeres que van al trabajo y ya han dejado todo preparado en sus casas. Las universidades están plagadas de chicas con buenas notas. En política ocupan sus puestos. En las empresas suelen ser jefas excelentes. Pero si uno se fija cuando va por la calle siempre verá que son las mujeres las que acarrean las malditas bolsas de la compra, una en cada mano. Ahora Hillary Clinton ofrece a Obama que el que pierda sea vicepresidente. Para ir juntos, para ganar. Todo un detalle de sentido común al final de la carrera.
A lo mejor la ocurrencia de mis amigas coge fondo y fuerza y en las próximas elecciones la arman a su manera.
(Publicado en Heraldo de Aragón el 12 de marzo 2008)
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